jueves, 22 de febrero de 2007

Transmito para


Transmito para los ocupas de la noche.
Para los que se ocultan en el aguantadero de la lectura.
Transmito para no olvidar las insinuaciones pervertidas del karaoke cultural.
Mi machete epistemológico se encarga de sinsabores y penas.
Transmito para vivir otras vidas. Para conocer otros mundos.
Habito el lugar que me han dejado libre.
Rejuvenezco en los paisajes que todavía soy capaz de imaginar.
Transmito hacia los vértices de la inocencia.
Para los guerreros que avanzan como si la muerte no existiera.
Ellos y yo, por ahora, estamos a salvo del verdadero peligro: la domesticación.
Transmito para contar historias sin final a fantasmas atardecidos.
Transmito mil y una noches como un oficinista.
Remuevo la gloria y la vida narrando minúsculas historias atomizadas.
Mi palabra no es de antepasados, de coetáneos, de hombres del futuro.
Mi palabra es de la tierra de los desiertos.
Mi palabra morirá en su propia medida.
Transmito certezas, acertijos, fascinaciones y bellezas.
Me protejo con esas cosas.
Mi guarida me esconde de las ficciones cotidianas.
Tengo una sola ventana que da al mundo.

Martín Amaya

No hay comentarios: