domingo, 11 de marzo de 2007

Todo lo que resuena


Todo lo que resuena tiene distintas tibiezas.
Vengo de la calle, me duelen los pies y siento mis zapatos.
Tomo una olla y prendo el fuego para prepararme agua.
Tomo de los bordes el balde con agua, el metal está quieto y frío (otra frecuencia). Lo lleno de agua fría igual que el metal y lo apoyo sobre la hornalla.
Espero sentado, siento a través de la tela de mi ropa la temperatura distinta de la silla, otra música, apoyo mis pies y mis zapatos sobre la tierra del suelo.
(estoy construyendo mi casa).
Espero de nuevo. Pasa la luz por la ventana abierta. Quizá el agua esté tan tibia como la luz o más.
El agua ya caliente se mezcla con el aire.
Apoyo el balde en el suelo. Desprendo los cordones de mis zapatos (otra tibieza) me saco los zapatos con trabajo.
Por fin tengo los pies sobre una tela y luego los pongo en el balde
qué placer, juego con mis dedos libremente dentro del agua que resuena como una música de infinitos gustos de agua tibios.

Ricardo Carreira

martes, 6 de marzo de 2007

Vendrán de a uno


Vendrán de a uno.
Caerán como racimos.
Tendrán el rostro de la desolación.
Serán inconmovibles.
Furiosos y vengativos.
Salvajes sin salida.
En la embestida se desplomarán de a cientos.
Morirán y volverán a nacer.
Serán avispas aguzadas por el dolor.
Derribarán todas las empalizadas y centros quirúrgicos de corrección social.
Atravesarán fronteras.
Traerán consigo a sus hijos, hermanas, nietos, sobrinos.
Cada uno de ellos, a sus amigos.
Y todos vendrán acompañados de lo peor de lo peor.
Serán un tumulto.
Golpearán como un tsunami de carne viva.
Una marejada de angelitos prófugos.
Arrasarán ciudades, barrios privados, centros comerciales.
Y todo lo que se ponga en su camino.
Serán langostas. Tiburones. Panteras.
Pero con odio humano.
No se podrá con ellos.
No habrá nada que hacer.
Donde pisen crecerán páramos.
Construirán noches en la mismísima oscuridad.
Trazarán un nuevo límite.
Con ferocidad.
Cultivarán otra mística con la que se escribirá la otra historia.
Si prestas atención, verás mis ojos venir entre los de los forajidos.

Martín Amaya